La parroquia San José de Catamayo celebró las bodas de plata eclesiásticas 

Catamayo, Loja. En una emotiva celebración que reunió a feligreses, sacerdotes, invitados especiales y ciudadanía en general, Monseñor Walter Heras presidió la Eucaristía del cuarto domingo de Adviento y conmemoró los 25 años de la creación de la parroquia San José de Catamayo. En su homilía, Monseñor destacó el papel vital de la parroquia como el corazón de la vida eclesial, subrayando la importancia de la unidad, la fe activa y la colaboración comunitaria.

“Celebrar estos 25 años es reconocer la presencia de Dios entre nosotros y sentirnos alegres, como nos dice el salmo: ‘El Señor ha estado con nosotros y estamos alegres’”, expresó Monseñor Heras. Durante su mensaje, destacó los logros obtenidos por la comunidad a lo largo de este cuarto de siglo: “Cuántas cosas hermosas han sucedido en este tiempo, fruto del esfuerzo, creatividad y fe de todos ustedes”.

La parroquia San José de Catamayo, erigida el 25 de diciembre de 1999, se ha consolidado como un centro de encuentro y crecimiento espiritual para la comunidad. Este aniversario fue adelantado para no coincidir con la solemnidad de Navidad, permitiendo a los feligreses celebrar ambos acontecimientos con la reverencia que merecen. El párroco Pbro. Manuel Cabrera Jiménez, decidió realizar el 21 de diciembre con eucaristía de vísperas y serenata al interior del templo, evento que se realizó a las 19h00, con la participación música del Verónica Cevallos y José Morocho, además del coro musical nueva vida quien dedicó un tema especial a la parroquia denominado San José Tierra del Alfarero y el 22 de diciembre a las 10h00 una solemne eucaristía presidida por Monseñor Walter Heras, Obispo de Diócesis de Loja, concelebrado por el P. Carlos Ortiz, párroco de María Auxiliadora de Catamayo y el ex párroco de San José P. Segundo Pardo.

Durante la homilía, Monseñor Heras recordó que la verdadera esencia de la Iglesia radica en la comunidad viva que la conforma: “El templo puede caerse, pero la Iglesia no, porque la Iglesia somos cada uno de nosotros”. También subrayó que la parroquia es el lugar donde se vive y se fortalece la fe a través de los sacramentos, la catequesis y el trabajo conjunto. “Una parroquia viva es aquella que está en constante movimiento, llevando adelante iniciativas desde la Palabra de Dios. Es un espacio que nos congrega, nos identifica y nos motiva a crecer en comunidad”, destacó Monseñor.

Enfatizó que vivir la fe requiere acciones concretas, inspiradas en el ejemplo de María: “Muchos dicen creer, pero no practican su fe. La verdadera fe se refleja en nuestra relación con Dios, con la comunidad y con los hermanos”.

Un llamado a fortalecer la fe en Navidad

La celebración también fue una oportunidad para reflexionar sobre el verdadero sentido de la Navidad. Monseñor Heras instó a los fieles a no perder de vista el nacimiento de Jesús como el centro de esta festividad: “La Navidad no tiene sentido sin Jesús. Es Él quien nos trae el regalo más grande: la salvación. Enseñemos a los niños que el Niño Jesús es quien trae los regalos, no figuras comerciales como Papá Noel”.

Un legado para las futuras generaciones

En el marco del aniversario, Monseñor también consagró a un grupo de monaguillos, quienes asumen el compromiso de servir al altar y a la comunidad. “Una iglesia viva es una iglesia con niños, jóvenes y familias comprometidas. Que estos monaguillos sean un signo de esperanza para nuestra parroquia”, mencionó. En una emotiva ceremonia durante las bodas de plata de nuestra parroquia, los niños de Infancia Misionera fueron consagrados, asumiendo su compromiso como pequeños misioneros al servicio de Dios y la comunidad y  grupo juvenil “Somos Obreros del Evangelio” fueron consagrados, asumiendo su compromiso de vivir y transmitir la Palabra de Dios con pasión y alegría.

La bendición del retablo estuvo a cargo de Monseñor Walter Heras Segarra, obispo de la Diócesis de Loja, que tiene una área de cerca de 40 metros cuadrados y un costo de 30 dólares, que fueron cancelados con actividades realizadas por grupos apostólicos y donativos de gentes de buen corazón, amantes de la fe.

Terminado la santa eucaristía de acciones de gracias por los 25 años de creación eclesiástica de San José, el Pbro. Manuel Cabrera tomo la palabra para llamar a diferentes personajes y algunas de ellos ya en su memoria, el párroco destacó el sacrificio y amor de las personas que han contribuido a lo largo de los 25 años: “Hoy honramos a quienes, con esfuerzo y dedicación, han sido instrumentos de Dios para construir esta comunidad de fe”. Entregó al estilo antiguo una pintura al óleo de San José, plasmando lo clásico renacentista.

Como parte de la celebración, se rindieron homenajes a personas e instituciones que han contribuido significativamente al desarrollo de la parroquia. Entre los homenajeados se incluyeron:

Padre José Luis Castellanos: Primer párroco de San José de Catamayo, cuya vocación sentó las bases para la comunidad actual. Hugolino Cerasuolo Stacey, Monseñor Ángel Tinoco, quien construyo el templo de la parroquia, comunidad Siervos de la palabra, padres Aloicianos, en nombre de los antes mencionados recibió el reconocimiento el actual monseñor Walter Heras.

Hermanas de la Providencia: Por décadas de servicio a la comunidad, impartiendo formación espiritual y talleres educativos, el reconocimiento lo recibió Sor Margarita Narváez.

Asimismo, a Sor Carmen Mora: Por sus cuatro décadas de dedicación a la comunidad, brindando apoyo incansable.

Padre Segundo Pardo: Reconocido por su labor como evangelizador, educador y promotor de la fe. En su intervención, agradeció a la comunidad diciendo: “Todo lo que hemos logrado ha sido posible gracias a su colaboración y compromiso. Sigamos adelante, fortaleciendo nuestra fe”.

Mgs. Luis Flores, rector de la Unidad Educativa Fiscomisional San Juan Bautista, un pilar en la educación y los valores cristianos

Don Franco Cajas: Destacado colaborador en obras materiales y apoyo constante a las capillas locales.

Doña Adelita Obando: Catequista y presidenta del grupo Orantes de la Providencia, reconocida por su vocación de servicio.

Gestores de la parroquializacion civil eclesiástica, a Don Jorge Matamoros, presidente de aquel tiempo.

Don Ángel Zaruma, quien coloco la primera piedra para la construcción del templo

Primer Sindico Don Manuel Caraguay (póstumo): Recordado por su contribución en la construcción del Monte Calvario, recibe su esposa doña María Francisca Curipoma.

Doña Rosita Jiménez: Por su esfuerzo en la organización comunitaria y contribución al desarrollo parroquial, recibió el reconocimiento su hija doña Yolanda Dávila Jiménez

Don Franklin León (póstumo): Primer fotógrafo de la comunidad, cuyo trabajo documentó momentos históricos, recibió el reconocimiento doña Flor Lapo, su esposa.

Doña Emma Dávila, Josefina Atocha, Amada Quezada, Teresita Granda: Reconocidas por su colaboración en las mingas y preparación de alimentos para los trabajadores de la parroquia.

Don Yofre Granda (póstumo) que fue quien pintó por primera vez la fachada de este templo, recibe su esposa Isabel Vega Jiménez.

El Padre Manuel Cabrera resaltó que cada homenajeado ha sido pieza fundamental para que la parroquia alcance este hito tan significativo, motivando a los asistentes a continuar con este legado.

Los grupos apostólicos también entregaron un reconocimiento al Pbro. Manuel Cabrera

Al final del programa especial, también se llevó a cabo la entrega de regalos a niños de primer y segundo nivel de catecismo. Esta actividad no solo llenó de alegría a los más pequeños, sino que también reafirmó el compromiso de la parroquia con la formación espiritual de las futuras generaciones. Simbólicamente el monseñor Walter Heras hizo la entrega del primer regalo.

También se realizó la rifa programa para esta fecha cuyo objetivo era recaudar insumos económicos para cancelar la construcción del retablo, los premios ya fueron entregados a los felices ganadores.

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